sábado, 24 de julio de 2010

Índices del neosocialismo cubano.

Jorge Ángel Hernández
Casi siempre, en principio, es el correo electrónico. Los envíos suelen estar vinculados a un acto subversivo, a una intranquilidad disyuntiva en la opinión, a algún cuestionamiento de estrategia, o de conducta política, del proceso revolucionario cubano en el poder. No recuerdo, por ejemplo, que nadie circulara las intervenciones en las mesas redondas de la TV cubana del Dr. C. Esteban Morales. Ahora circulan, en cambio, sus argumentos críticos, que detenidamente, y con el debido respeto, me he leído. Se le suman otros, acaso más activos en la declamatoria crítica pero siempre insuficientes, incompletos, de manipulación falaz en tantas ocasiones, en cuanto a la visión de sociedad, analizada y propuesta. Del argumento de análisis, a las propuestas de renovación, si con rigor medio se mira, uno termina recordando aquel contrato de Groucho en el que la cláusula de la primera parte remite a la cláusula de la segunda parte.
Abotagado de teorizaciones críticas al proceso revolucionario cubano, todas con soluciones cuasi mágicas, todas con verdades como puños que magnifican y generalizan las manifestaciones de ineficiencia del propio proceso; de acusaciones a priori de cualquier defensa del proceso revolucionario que transformó radicalmente el país, lo cual repercute en la mayoría de los índices estadísticos al uso; de especulaciones que buscan su aval científico en la cita, y asimismo en la presunción lógica que del argumento citado se desprende; de arqueologías de aficionado que lavan el expediente propio mediante el lamento de la víctima; de irrespetuosos y absolutistas llamados a respetar la diversidad de la opinión pública; de seudoelitistas disertaciones que a los saberes populares se adjudican; de intentos de equilibrar la falacia de bienestar capitalista con el acto de entrega de bienes a la sociedad horizontal en el socialismo; y de, en fin, letras de cambio para una posible remuneración presente y un deseado viraje en el futuro, renuncio de momento a la idea de desplegar mis argumentos, tanto sobre la necesidad de una crítica interna —desprejuiciada, sistemática y sistémica— para la superación social de errores, desorientaciones e imprevistos del proceso, como del uso que acaso algunos hacen de cuanto no funciona en bien y desarrollo para la sociedad socialista, y apenas añado una serie clara de actitudes que marcan esa crítica falaz, condicionada, en la más leve de sus artimañas, por el deseo de alzarse entre el efímero escándalo y el grito de terror del cazador primitivo, vencido de un golpe ante el mamut.

-Modalizar y ejemplificar sólo con síntomas, cuyos espejismos van a trascender en forma de prueba concluyente, por lo general sumarísima, del fracaso sistémico.

-Desconocer la creciente trayectoria del proceso revolucionario cubano y magnificar los elementos sintomáticos que obstruyen, desvirtúan, retardan o hacen retroceder las direcciones de desarrollo social socialista.

-Perder de vista el tema de la soberanía nacional.

-Minimizar, deconstruyéndolo apenas como Historia, el valor histórico de las transformaciones revolucionarias.

-Considerar las causales del discurso de poder revolucionario como actos de individualismo caudillista.

-Descalificar, por obsoleta, la dirección del proceso revolucionario cubano.

-Dar por supuesto que el capitalismo va quedando por su propio peso deshecho, y aceptarlo entonces como un temporal que para la próxima estación habremos olvidado.

-Magnificar, en proyección futura, entusiasta, voluntarista, las virtudes del parlamentarismo tópico de las democracias representativas burguesas.

-Camuflar los argumentos antiestatistas del neoliberalismo con predicciones de socialismo utópico de reacción natural a las medidas de economía mixta.

-Desconocer las reglas y normas del mecanismo económico para que en la conciencia del lector actúen como efectivas las medidas de retroceso al capitalismo.

-Vaciar de fundamento ideológico todo planteamiento político, y así mismo, de fundamento político todo planteamiento ideológico.

Por sus características, la publicación Kaos en la red se ha convertido en la tribuna principal de esa andanada de publicaciones, que se proyectan más como campaña que como búsqueda de foros reflexivos. Así también se ha comportado la estrategia de reenvío de mensajes electrónicos con que se invade el interior del país, más propenso a reaccionar al e-mail que a tomarse el trabajo de buscar en Internet. Pero la bola de nieve salpica de momento a publicaciones menos vulnerables, más serias y precisas en cuanto a definición de sus propósitos, como el diario mexicano La Jornada y el sitio web rebelion.org, aunque lo aparecido en estas no suele cumplir con la mayoría de las características antes apuntadas. De ahí que, por mi parte, anote al menos, pues la libertad de expresión implica, cómo no, defender el criterio propio sin cortar el ajeno, aunque sin permitirle tampoco que invada nuestra casa, se zampe nuestro limitado almuerzo y termine acostándose en nuestra propia cama. ¡A sus zapatos, pues, los zapateros!

3 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo.
    No entiendo por qué para hacer una crítica (leal) hay que cagarse en todo lo construido. Es decir, tiran por el suelo a la revolución y después pretenden dar unas recetas para salvarla. Cualquiera diría que es el mismo libreto ensayado en Chequia y que se repitió con éxito ya al final de la URSS. Al menos las propuestas son muy similares, no sé si las intenciones también. Entonces los intelectuales de dentro y fuera jugaron un papel primordial en la batalla ideológica, y el tiempo descubrió que muy pocos de esos hombres y mujeres del nuevo socialismo eran honrados críticos.
    Es cierto, Kaosenlared se está llenando de este tipo de artículos que abogan por "reformar" ese infierno "estalinista", "burocrático", "ineficiente" y "corrupto" que dicen que es Cuba. Vaya publicidad, y menudo sentido de Estado que tienen.
    No sé qué quieren reformar si piensan que eso es Cuba. En fin.
    Saludos.

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  2. Llegaste a 200 seguidores. Y la fiesta????

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  3. No me gusta Kaos en la Red, creo que es una tribuna muy poco plural, y que al parecer se la están tomando personajes que nadie conoce. Por ejemplo las noticias de Chile que a veces consulto carecen del "cable a tierra" necesario al no hacerse cargo de la realidad política y social de nuestro país. Me considero una persona muy informada y permanentemente estoy buscando distintos puntos de vista pero muchas veces quienes escriben en Kaos parecen profetas, de aquellos que suben a la colina más alta a predicar la revolución, criticando todo y a todos, cuando precisamente las revoluciones nunca la han hecho estos mesias, ellos siempre se suman cuándo el golpe ya fue dado. NADA QUE CRITICAR DE CUBA. NADA QUE CRITICAR DE VENEZUELA. NADA QUE CRITICAR DE ECUADOR Y BOLIVIA. Cada pueblo se dará el camino que considere necesario.

    Saludos desde Chile

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